Sombría y fría, con la mirada anclada
en el horizonte, soy ajena a cuanto me rodea. El olor a sangre perdura en
mis glándulas olfativas. La
imperiosa necesidad nutritiva se ha calmado.
A veces, la genética se salta las barreras establecidas.
Apartarme de la sociedad, controlar la voluntad animal que me esclaviza y dirigir el comportamiento hacia conductas moralmente aceptadas, siempre ha resultado la mejor opción para llevar una vida digna.
El temor a lo desconocido es una losa imposible de mover. Todos tenemos miedo a algo y necesitamos sentirnos protegidos de ello. Yo, tengo miedo de mí misma.
Pronto descubrí qué futuro me esperaba. Fue el día que besé a Eduardo y, jugueteando con su cuello, terminé por desangrarlo. Tirar su cuerpo al pantano, no fue tarea fácil.
Ahora, ya tengo más rodaje.
Apartarme de la sociedad, controlar la voluntad animal que me esclaviza y dirigir el comportamiento hacia conductas moralmente aceptadas, siempre ha resultado la mejor opción para llevar una vida digna.
El temor a lo desconocido es una losa imposible de mover. Todos tenemos miedo a algo y necesitamos sentirnos protegidos de ello. Yo, tengo miedo de mí misma.
Pronto descubrí qué futuro me esperaba. Fue el día que besé a Eduardo y, jugueteando con su cuello, terminé por desangrarlo. Tirar su cuerpo al pantano, no fue tarea fácil.
Ahora, ya tengo más rodaje.