Berlín

Si cuando empezamos a planear nuestras vacaciones me hubiesen dicho que me iría a Alemania, supongo que me habría reido. No habíamos estado nunca en este país, pero no estaba en la lista inicial de destinos a los que pensábamos ir primero.

          Después de escudriñar diversos catálogos de la agencia de viajes, hicimos números y, finalmente, descartamos todos los países de nuestra primera lista. El motivo fue el de siempre: don dinero. Mucha crisis, pero los viajes igual de caros. Así que, elaboramos otra lista con otros dos destinos para escoger, cuyos precios nos parecieron más admisibles, aunque no baratos.

           Nos reunimos con nuestra amiga Arantza en Vilanova, una ciudad entre Barcelona y Chilches y, catálogo en mano, decidimos que este año nos íbamos a Alemania. Ni pajorera de alemán, pero no importaba, seguro que iba a ser fantástico.

           Empezamos por Berlín, dos días para nosotros y una ciudad por descubrir. No era una ciudad bulliciosa y repleta de coches. Su gran extensión y sus pocos habitantes hacían que fuese difícil ver varios coches circulando a la vez, eso estaba reservado para las vías de comunicación externas. La gente era tranquila y respetuosa, de aspecto sonriente y paciente con el turista. Como en todas partes, éramos muchos los que nos encontrábamos allí, aunque en ningún momento sentí el agobio de las masas. Hicimos un pequeño crucero por el río Spree, contemplando las maravillas arquitectónicas de aquel lugar. Imponentes edificios que reflejaban la grandeza y el poder de un imperio, se entremezclaban con construcciones más recientes, de aire moderno y futurista, convivíendo en perfecta armonía y posando orgullosos ante el objetivo de las miles de cámaras que los fotografiaban.

          ¿Qué decir de Berlín? Ciudad de museos (el Museo de Pérgamo nos dejó boquiabiertos, también vimos el Museo Nuevo), de historia amarga (cuyos recuerdos perduran y es difícil olvidar), de avances tecnológicos (vimos pocos coches, pero varios eran deportivos de los que solo pueden verse en revistas de motor). La ciudad donde se inventó la Seguridad Social que hoy conocemos también aquí en España (una buena idea de la Siemens en beneficio de sus trabajadores, que luego fue adoptada en todo el país, y posteriormente, extendida por Europa). ¿Qué destacar en Berlín? Los restos del muro que la dividió durante años (los que siguen en pie son una galería  de arte al aire libre), quizá también destacaría, sus grandes jardines, un gran pulmón de varias hectáreas se adueña del centro urbano.

           Eran nuestros dos primeros días y ya estábamos enamorados de Alemania, y eso que aun no habíamos iniciado aún el circuito de "La ruta de los cuentos", ni habíamos conocido aún al grupo de personas con el que íbamos a compartir el resto del viaje. Los días restantes fueron una agradable sorpresa, pequeños pueblos y ciudades dormidas en  el tiempo nos esperaban. Fue un viaje de cuento, descubriendo qué inspiró a los Hermanos Grimm. Pero el mayor de los regalos fue compartir aquel viaje con aquellos compañeros. Muchos de ellos inolvidables. Con algunos estamos aún en contacto: Eugenia, Maribel y Antonio,...